“Canta y camina”, con estas palabras de Agustín de Hipona de fondo disfrutamos el pasado 8 de octubre de una jornada inolvidable en el Monasterio de la Conversión de Sotillo de Adrada (Ávila) comenzando el curso pastoral con energías renovadas.
Resultó una jornada llena de belleza, intensa y luminosa, en la que hubo tiempo para la oración, la formación y el trabajo compartido con las hermanas y laicos de la Comunidad de la Conversión, teniendo en cuenta que nuestro director R. Javier Moreno es hermano de esta comunidad agustiniana y en la que también dirige su Coro monástico, y buena parte del repertorio es compartido.
Uno de los broches de oro para este bello día fue el momento de la Eucaristía, en la que cantamos y tocamos unidos, y se interpretó por primera vez la "Misa Quo Vadis?", una composición del propio director que toma como cantus firmus las melodías que surgieron de las hermanas de la Comunidad de Genzano di Roma cuando hicieron su camino de peregrinación hasta la Basílica de San Pedro.
Por último y no menos intenso fue el encuentro que mantuvimos por la tarde, en el que tanto las hermanas de la Comunidad como los músicos y cantores de nuestra formación intercambiamos experiencias en torno a la música en nuestras vidas, como auténtico camino de fe al encuentro de Dios y para la evangelización.
Resultó una jornada llena de belleza, intensa y luminosa, en la que hubo tiempo para la oración, la formación y el trabajo compartido con las hermanas y laicos de la Comunidad de la Conversión, teniendo en cuenta que nuestro director R. Javier Moreno es hermano de esta comunidad agustiniana y en la que también dirige su Coro monástico, y buena parte del repertorio es compartido.
Uno de los broches de oro para este bello día fue el momento de la Eucaristía, en la que cantamos y tocamos unidos, y se interpretó por primera vez la "Misa Quo Vadis?", una composición del propio director que toma como cantus firmus las melodías que surgieron de las hermanas de la Comunidad de Genzano di Roma cuando hicieron su camino de peregrinación hasta la Basílica de San Pedro.
Por último y no menos intenso fue el encuentro que mantuvimos por la tarde, en el que tanto las hermanas de la Comunidad como los músicos y cantores de nuestra formación intercambiamos experiencias en torno a la música en nuestras vidas, como auténtico camino de fe al encuentro de Dios y para la evangelización.
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